MOLINOS DE LAS FLORES
A 3 Km. al oriente de la ciudad de Texcoco encontramos el casco de la que fuera la "Hacienda Molino de Flores"
Históricamente el primer registro documental que se tiene del Molino de Flores se remonta al último tercio del siglo XVI, cuando se le otorga a Joan Vázquez, en Mayo de 1567, la Merced Real que le permitía construir un sitio de batán (pequeña factoría de paños y jerguetas) "al pie de una cuesta grande a la caída de un arroyo que por la falda de dicha cuesta viene", para utilizar la fuerza del agua en el movimiento de sus rústicos equipos. Aún se conservan la represa, las compuertas, los tiros de agua y las piedras del molino en el interior del casco.
Para el año de 1599 se suscitó en éste lugar un hecho que consideramos fue el primer juicio por la protección ambiental registrado en México; los vecinos de Texcoco demandaron a Pedro de Dueñas por contaminar, con aguas de desecho del batán, el río Cozcacuaco que surtía las fuentes de la ciudad, obligando al hacendado a trasladar su factoría a un par de kilómetros río abajo, donde las aguas contaminadas no fueran regresadas al cauce del río.
La hacienda de Tuzcacuaco o Cozcacuaco, pasó a ser la "Hacienda del Molino de Cozcacuaco" hasta el último tercio del siglo XVII en el que se le empezó a conocer como "Hacienda Molino de los Flores" después de la compra que hicieran Don Antonio Ruíz de Vergara a Pedro Dueñas hijo, de la venta a Don Antonio Urrutia de Vergara, y de la creación del mayorazgo que este último formara a favor de su nieto Don Agustín Flores Urrutia de Vergara, hijo de Doña Ana Urrutia de Vergara y Don Antonio Flores de Valdéz, en el año 1667.
Después de su paso por varia manos de familiares cuyos apellidos fueron Flores de Valdéz, Urrutia de Vergara, Altamirano (Condes de Santiago Calimaya), llegó el mayorazgo por línea directa de la familia a Doña Ana María Velazco y Ovando, casada con Don Ignacio Cervantes, padre a su vez de Don Miguel de Cervantes y Velasco y de Don Josemaría de Cervantes y de Velasco con nutrida descendencia , ambos Marqueses de Salvatierra por sus títulos de nobleza adquiridos de sus familiares.
Don Miguel de Cervantes y Velazco falleció en 1864 y su hijo Don Miguel de Cervantes y Estanillo en 1901, por lo que la hacienda, ya desde muchos años atrás conocida como "Hacienda Molino de Flores", quedó de herencia para sus hijas Doña María Matilde Cervantes Viuda de De la Horca y Doña Ana María Cervantes y Terreros, nietas a su vez de Don Pedro Romero de Terreros y Villamil, Conde de Regla. Después de la revolución mexicana iniciada en 1910, donde la hacienda fue saqueada y quemada, con la reforma agraria le expropiaron las primeras 889 hectáreas de un total de 1743.5 que medía su propiedad, por lo que la superficie restante la pusieron a la venta siendo la norteamericana Eva M. Escales quien la adquirió sin poder tomar posesión nunca de ella pues el gobierno la expropió en 1937, repartiéndolas a los campesinos de las zonas cercanas, dejando únicamente la superficie de 55 hectáreas para crear el Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl. En 1950 le pagaron a la Señora Escales una indemnización equivalente al 50% del precio que ella había pagado por la propiedad.
arriba un capitel de estilo clásico donde se colocó el nombre de Molino de Flores, una moldura circular para la carátula del reloj y abajo de éste, un monograma con las iniciales MCV.
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