lunes, 24 de mayo de 2010

LOS INTEGRANTES SON:

Zurisadai
Ana Karen
Erika
Abdalá



UNIVERSIDAD DE CHAPINGO

La actual Universidad Autónoma Chapingo (UACh) tiene sus orígenes en la Escuela Nacional de Agricultura (ENA), la cual fue fundada en forma oficial el 22 de Febrero de 1854, en el Convento de San Jacinto, D.F. Posteriormente, la ENA se trasladó a la exhacienda de Chapingo, donde inicia sus actividades el día 20 de Noviembre de 1923. En este proceso de cambio, la escuela adopta el lema "ENSEÑAR LA EXPLOTACION DE LA TIERRA, NO LA DEL HOMBRE", mismo que se encuentra plasmado en su Acta de Inauguración en Chapingo. Se realizaron cambios muy importantes en 1941, con relación a la política de admisión de la Escuela, pues para ingresar a la misma, se exige como requisito la culminación de los estudios a nivel secundaria; de esta forma, se estableció la Preparatoria Agrícola de tres años y la Especialidad de cuatro años. El 22 de Febrero de 1959, se crea el Colegio de Posgraduados de la Escuela Nacional de Agricultura (más tarde, éste se establece como organismo independiente), lo que constituyó un impulso fundamental para el desarrollo de la educación agrícola superior del país.

Durante los años de 1962-63, la entonces Secretaría de Agricultura y Ganadería, y el director de la ENA decretaron la desaparición de la Preparatoria Agrícola. Sin embargo, en 1966 el H. Consejo Directivo decide reabrirla, favoreciendo con ello el ingreso de alumnos provenientes de las áreas rurales del país; a partir de entonces se acepta el ingreso de estudiantes que han concluido el nivel secundaria o preparatoria.

En 1969, bajo un ambiente democrático, se inicia la desaparición de la disciplina militar, y en 1973 se logra el establecimiento de la autodisciplina. En esta época se gestan importantes reformas en las políticas del gobierno de la escuela, y son presentados dos proyectos para la transformación de la escuela a universidad; éstos fueron el UNRAM y el UNACH, siendo el último el que fue enviado a las Cámaras Legislativas del país para su análisis y aprobación. El 30 de Diciembre de 1974, aparece en el Diario Oficial de la Federación, la promulgación de la "LEY QUE CREA LA UNIVERSIDAD AUTONOMA CHAPINGO".

El proceso de transformación de escuela a universidad culmina en 1978, con la formulación del Estatuto de la Universidad Autónoma Chapingo; a partir de entonces todas las actividades y planteamientos políticos, inherentes a la institución, se rigen a través de dicho Estatuto. En este año, inicia sus actividades con los siguientes departamentos: Preparatoria Agrícola, Bosques, Economía Agrícola, Fitotecnia, Industrias Agrícolas, Irrigación, Parasitología Agrícola, Sociología Rural, Suelos, Zonas Aridas y Zootecnia. Desde su creación, la universidad ha experimentado un proceso de expansión en cuanto a las diferentes orientacionesde la agronomía, tanto a nivel licenciatura como en posgrado. Es así como se han creado las carreras de: Agroecología, Mecánica Agrícola, Estadística, Forestal Industrial, Forestal, Restauración Forestal, Administración de Empresas Agropecuarias, Comercio Internacional de Productos Agropecuarios, Economía Agrícola, Planeación y Manejo de los Recursos Naturales Renovables, Agrónomo Especialista en Zonas Tropicales, Sistemas Pecuarios y Sistemas Agrícolas de Zonas Aridas. Dentro del propio seno universitario se han creado las Maestrías en Ciencias en Economía del Desarrollo Rural, Sociología Rural, Producción Animal, Protección Vegetal, Ciencias Forestales, Desarrollo Rural Regional, Horticultura y los Doctorados en Ciencias en Economía Agrícola, y en Ciencias Agrarias.

Texcoco III



ESCUELA DE JINETES PEDRO DOMECQ

La charrería y la pintura

La charrería y la pintura

La raza de caballos que llegaron a México en el siglo XVI, lo mismo que los llevados al Perú, provenía de una famosa cría de Córdoba, en esa época ya extinta. Dicha cría se formó, durante el Califato Árabe, por cuatro garañones traídos del Yemen, cruzados con yeguas andaluzas.

La proliferación de caballos y ganado llegó a ser tal, que en 1529 fue necesario que cada criador tuviera su hierro y lo registrará en el Ayuntamiento. Cuando don Antonio de Mendoza entregó el virreinato a don Luis Velasco, eran ya insuficientes los pastos del valle de México, teniendo que buscar nuevas pasturas en el valle de Toluca.

Al virrey don Luis de Velasco – " lindo hombre de a caballo ", le llamó Juan Suárez de Peralta en su libro " El arte de la Brida y la Jineta" ( Madrid, 1580),- se debe, entre nosotros, el impulso del arte de la equitación y la creación -1555- del freno mexicano y la " silla charra", sobre la cual él mismo gustaba de alancear toros bravos, las tardes de los sábados en el bosque de Chapultepec - donde se encuentra actualmente el Museo de Arte Moderno.

El incremento en la ganadería originó, en poco tiempo, en lo que sería la Nueva España, la aparición de un tipo mexicano característico: " el hombre de a caballo " (de indudable herencia andaluza). En pocos países del mundo se ha aunado el hombre a un animal como ha sucedido en México donde el uso y el dominio del caballo son totales.

A Sebastián de Aparicio, introductor del uso de las carretas tiradas por bueyes, se debe la enseñanza a los indígenas en las arduas tareas de la domesticación y aprovechamiento de las bestias para el tiro y la carga y, posteriormente, para la silla; por tanto, el beato fray Sebastián de Aparicio -cuyo cuerpo incorrupto se venera en la iglesia de la Compañía de Puebla- es considerado el precursor de la charrería, junto con Luis de Velasco, los caciques otomíes Nicolás Montañez o Montaño y Fernando de Tapia, el instructor fray Pedro Barrientos y otros que contribuyeron a cimentar lo que después sería la tradición mexicana más característica.

Entre los conquistadores hubo expertos caballistas que practicaban el juego de cañas, las carretas de cintas y otros ejercicios heredados de los árabes. A pesar de la natural disposición de los nativos, les estaba prohibido montar a caballo; posteriormente, cuando el desarrollo de la ganadería había tomado gran incremento, fueron eliminadas tan severas restricciones.




MOLINOS DE LAS FLORES

A 3 Km. al oriente de la ciudad de Texcoco encontramos el casco de la que fuera la "Hacienda Molino de Flores"

Históricamente el primer registro documental que se tiene del Molino de Flores se remonta al último tercio del siglo XVI, cuando se le otorga a Joan Vázquez, en Mayo de 1567, la Merced Real que le permitía construir un sitio de batán (pequeña factoría de paños y jerguetas) "al pie de una cuesta grande a la caída de un arroyo que por la falda de dicha cuesta viene", para utilizar la fuerza del agua en el movimiento de sus rústicos equipos. Aún se conservan la represa, las compuertas, los tiros de agua y las piedras del molino en el interior del casco.

Para el año de 1599 se suscitó en éste lugar un hecho que consideramos fue el primer juicio por la protección ambiental registrado en México; los vecinos de Texcoco demandaron a Pedro de Dueñas por contaminar, con aguas de desecho del batán, el río Cozcacuaco que surtía las fuentes de la ciudad, obligando al hacendado a trasladar su factoría a un par de kilómetros río abajo, donde las aguas contaminadas no fueran regresadas al cauce del río.

La hacienda de Tuzcacuaco o Cozcacuaco, pasó a ser la "Hacienda del Molino de Cozcacuaco" hasta el último tercio del siglo XVII en el que se le empezó a conocer como "Hacienda Molino de los Flores" después de la compra que hicieran Don Antonio Ruíz de Vergara a Pedro Dueñas hijo, de la venta a Don Antonio Urrutia de Vergara, y de la creación del mayorazgo que este último formara a favor de su nieto Don Agustín Flores Urrutia de Vergara, hijo de Doña Ana Urrutia de Vergara y Don Antonio Flores de Valdéz, en el año 1667.

Después de su paso por varia manos de familiares cuyos apellidos fueron Flores de Valdéz, Urrutia de Vergara, Altamirano (Condes de Santiago Calimaya), llegó el mayorazgo por línea directa de la familia a Doña Ana María Velazco y Ovando, casada con Don Ignacio Cervantes, padre a su vez de Don Miguel de Cervantes y Velasco y de Don Josemaría de Cervantes y de Velasco con nutrida descendencia , ambos Marqueses de Salvatierra por sus títulos de nobleza adquiridos de sus familiares.

Don Miguel de Cervantes y Velazco falleció en 1864 y su hijo Don Miguel de Cervantes y Estanillo en 1901, por lo que la hacienda, ya desde muchos años atrás conocida como "Hacienda Molino de Flores", quedó de herencia para sus hijas Doña María Matilde Cervantes Viuda de De la Horca y Doña Ana María Cervantes y Terreros, nietas a su vez de Don Pedro Romero de Terreros y Villamil, Conde de Regla. Después de la revolución mexicana iniciada en 1910, donde la hacienda fue saqueada y quemada, con la reforma agraria le expropiaron las primeras 889 hectáreas de un total de 1743.5 que medía su propiedad, por lo que la superficie restante la pusieron a la venta siendo la norteamericana Eva M. Escales quien la adquirió sin poder tomar posesión nunca de ella pues el gobierno la expropió en 1937, repartiéndolas a los campesinos de las zonas cercanas, dejando únicamente la superficie de 55 hectáreas para crear el Parque Nacional Molino de Flores Nezahualcóyotl. En 1950 le pagaron a la Señora Escales una indemnización equivalente al 50% del precio que ella había pagado por la propiedad.

arriba un capitel de estilo clásico donde se colocó el nombre de Molino de Flores, una moldura circular para la carátula del reloj y abajo de éste, un monograma con las iniciales MCV.

Texcoco I

Baños de Nezahualcoyotl

Los baños y jardines de Netzahualcóyotl son testimonio del alto desarrollo cultural que logró para su pueblo el genio y “Rey Poeta”. Es increíble que muy cerca de la ciudad de México exista un lugar de tal belleza e importancia arqueológica, y sea tan poco conocido.

A un lado de Texcoco y entre un lomerío del valle, por un angosto camino que serpentea trepando entre cerros y cañadas, llegamos a un pequeño monte de conformación cónica, en donde se encuentran vestigios notorios de la grandeza de nuestro pasado.

La agradable vista del paisaje nos lleva a evocar un sentimiento de añoranza y nos recuerda algunas de las más hermosas pinturas de nuestro máximo paisajista: José María Velasco, cuya predilección por estos lugares se ve reflejada en parte importante de su obra.